El trabajo de taller va más allá del aprendizaje de una técnica, porque la tarea más importante de un maestro es la de ayudar al alumno a encontrar su propia imagen.
Siempre pensé que el arte debe cambiar la vida y que los artista podíamos, además de dar nuestro arte a los demás, orientar a otros para que logren una expresión personal. Este trabajo en las artes visuales, contribuye al crecimiento de nuestra personalidad, a la ampliación de nuestra conciencia, a la comprensión del tiempo que nos toca vivir. Lo que aparece en la obra es el resultado de nuestras vivencias y de nuestras preguntas, por lo cual es invalorable el aporte del grupo humano que conforma el taller. Personalmente son muchas las veces que pido una opinión sobre alguna obra que estoy realizando y muchas también las veces que esas opiniones recibidas me ayudan.
En mi caso particular es irremediable que yo trabaje en el arte como una necesidad vital. Pero no todos pueden asumir esta tarea como actividad primera. Cuando existen otros proyectos de vida, no es posible dedicarse totalmente, pero sin embargo es importante asumirla con el compromiso indispensable. Y creo que el grupo humano que compone este taller: los que antes vinieron y los que continúan haciéndolo, ha sido capaz de demostrar la seriedad indispensable para alcanzar la calidad y el nivel que puede apreciarse en esta muestra.
Muchas gracias a todos, a los de ayer y a los de hoy por las cosas buenas que me han dado, por su afecto y comprensión.
Estela Pereda / 2003