La controversial artista nipona Megumi Igarashi, cuyo seudónimo es Rokudenashi-ko (“chica mala”), permanece detenida desde el sábado, acusada de distribuir material obsceno, según el código penal japonés.
Megumi es mejor conocida como “la artista de la vagina”, ya que su obra se caracteriza por la reproducción de los genitales femeninos, a través de esculturas y de instalaciones pueden catalogarse dentro del arte pop. Ha expuesto en varias ciudades y museos, incluso en su propio país, aún siendo Japón un exponente de la censura en cuanto a genitales se refiere, al menos visto desde la cultura occidental.
Hace poco, Igarashi difundió un video en internet en cual buscaba recaudar fondos a través de una colecta solidaria, para poder construir un kayak con forma de vagina. Hasta el momento, había conseguido 9.800 dólares, de 125 personas. Megumi ofrecía a los donantes, los datos digitales de algunas de sus obras para que éstos pudieran descargarlos e imprimir sus esculturas con una impresora 3D, iniciativa que pretende ser juzgada por los organismos de justicia japoneses como “distribución de material obsceno”.
El objetivo de la obra de Megumi es “desafiar los tabúes” y “luchar contra la discriminación” sobre la sexualidad femenina en la sociedad japonesa, según palabras de la artista, que también anunció su intención de “defenderse ante la justicia”, en declaraciones citadas por el diario Japan Times.
A través del sitio Change.org, se ha organizado una petición para liberar a Igarashi, y en pocas horas se han juntado 20.000 firmas. Además de tomar textualmente los argumentos de la artista, la petición agrega que la obra no vulnera los derechos humanos, ni es expuesta en el espacio público. En caso de ser declarada culpable, Igarashi podría ser condenada a 2 años de prisión y una multa cercana a los 25.000 dólares.