Mapa Líquido: los jóvenes también maduran / ARSOblog – Archivo 2009.

 

El  sábado  que pasó “Apariciones” hizo  pie  en las calles de Boedo                                            para conversar  con Lucas Marín, artista plástico , fotógrafo y dueño del  espacio  de  arte, que  concibió  en  medio  de  un  paisaje  cuasi bucólico, de enrredaredas, glicinas y verdes canteros bien sembrados. El  está  interesado en  las  raíces y  en el espacio de su barrio, y  concibe  el arte como un acuerdo de encuentros entre diversas disciplinas, que  combinan una forma de expresión  capaz de dar en la tecla del  pasado nacional y  urbano, y con  todas las consecuencias que  conducen  a  un artista a madurar las  brevas del arte contemporáneo.

“Hace  cuatro  años  -narra- decidí interpretar el espacio  de arte  que llamo  Mapa líquido, y  donde teóricos  y artistas entre 25  y 40 años sean  los artífices de bajar el saber a un plano  cotidiano, en un  clima de red  alternativa y entre  distintas disciplinas:  poesía, reflección, pintura, objetos, fotografía, video  e  imagen escénica. Hay  un  grupo de artistas con los que trabajamos pero  siempre incorporamos nuevos  proyectos, que  tienden a formar cruces entre artistas y diálogos entre discursos provenientes de campos diferentes”.

La propuesta tiene, además  de paredes en  planta  baja y subsuelo, una  mesa de cuadernos y  ediciones de  autor y trastienda de cuadros en el primer piso. Pero  lo  más importante  es el espacio a intervenir  la realidad desde una  hipótesis: establecer una  mirada contemporánea del arte, dentro  de un  clima conceptual temporal sustantivo, en  continuo  movimiento de los límites precisos  de la acción artística.

 

El  resultado es llamativo. Luego de recorrer la  propuesta de la  galería y lejos de establecerse un discurso abstracto  hay  algo que  hace que uno -que sólo fue por un  momento a  conocerla-  sienta  ganas de quedarse. Mapa Líquido o  la añeja y arbolada  esquina de Las Casas 4.100 tiene luz y sombra propia. Está al margen de  la  codicia efectista que  ilumina “lo  nuevo” y actual  del  mercado  del arte  en Buenos aires. En este clima vale  la  pena  estar un rato más.

Hasta el 26 de setiembre se  pueden  ver las pinturas de Daniel  Callori, Juan Giribaldi y Gilda Picabea, con curaduría  del dueño  de casa, y el 2  de  Octubre suben  a escena una serie de performances  y acciones breves , dentro del ciclo “Cero  vacío” y  donde  varios  autores van a usar  el  espacio “en  vivo” (sin  obra montada), fuera de los  límites de un arte  idealista, pensando  y  haciendo una  nueva realidad artística, con  vínculos  en:  poesía, danza, artes visuales, proyecciones, texto en acto, imágenes o link de video.

Lucas va a sorprender en el 2010. Prepara (así no más), “Barrio”: “con textos de escritores  y  poetas de acá -dice- todo, dentro de un  contexto histórico, estético y  como ya dije, literario. Va a ser algo  muy  cercano a nuestras raíces culturales y al arraigo que tantos artistas jóvenes, de nuestra generación y por supuesto, de las anteriores tenemos en Boedo”.

Luego de la charla y del café regresamos  a casa, con la sensación de que el arte tiene que ver con  la sinceridad del  deseo cumplido. Entonces, lo hecho cobra sentido. Lleva su tiempo. “Es como hacer el  pan -agrega al final Lucas Marín- primero hay que partir de una buena harina, y una masa que a su tiempo debe  levar; luego viene la horneada. Sólo así lo que  hago tiene sentido”.

 

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