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Gral. Hornos 228 [mapa]
Lun a Vie de 14 a 19 hs.

Tupido

Muestra colectiva

Del 22 de Marzo al 26 de Abril de 2013 - Inaugura: 19hs  - Entrada: libre y gratuita

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Curaduría Claudia Toro y Herminda Lahitte.

Marejada.


donde no hay tersa piel que se pierda con el tiempo ni árboles  negros  sin final
ni tempestades, ni olas de cemento ni parricidios sobre soles inmensos
ni redenciones, ni danzas nocturnas, ni ensueño,  ni chancho y un árbol, ni una propuesta, ni Lucas ni Ezequiel, ni su retorno, ni un salto. (*)


todo es barrido.
solo territorios aplanados por el calor, cauce de sal, donde fuerzas  solares y lunares afirman planos encrespados por vientos que traen y mudan los entornos, quizás endulzándolos.
bordes  irregulares se sienten  en todo el espesor del cuerpo que se opone,  la masa  se fosiliza y todas las minúsculas escenas de ensueño allí condensan.

 

entonces hay
mareas que destierran
capas  de moho arrancado desde  el calcio desniveles desde  el mineral constitutivo poros silenciados por líneas blancas
miradas lentas  en paisajes erectos que no funden, alertas por el movimiento que las ha dejado insistentes sobre lo rígido.


contornos que rasgan líneas de horizonte mimesis  del mar con el viento,
paredes hojas minerales que no dejan paso
tiempo de puertos que siempre fugan, vecino del despojo.
el cuerpo del mundo arremanga sin sentido lo que el propio mundo despliega,  peces y aves en un mismo mar, en un cielo y en un suelo que se invierten como devenir de estos  sucesos.

 

(*) Refiere a títulos de diversas obras de la artista.


Claudia Toro.

 

Palabras sobre las obras de María Lightowler, Agustina Mihura y Guadalupe Gómez Pintus

Tupido es el mundo que ellas han encontrado.
Han hurgado los confines del plano creyendo que la tierra no tiene tiempo.

 

Se han encomendado a dioses sin nombre, para iniciar un viaje que recorre una distancia corta pero salvaje. ¿Quien ha dicho que el misterio es una tierra lejana?
Ejecutan sus dones sin cuestionar de donde vienen.

Una multitud de seres vivos intentan  acercarse y tocarles el pelo. Conversan apenas, no es un mundo de palabras a donde han ido.

 

 

María ha bajado a la luz de los fondos con la misma  determinación que subió a los abismos del cielo. Le fue concedido el secreto de la justicia. El estilo naturalista de sus dibujos, tiene unas formas  dulces, suaves  y serenas derivadas seguramente de la lentitud que adquiere  quien ha sabido templar el carácter y el miedo.
El perfume  la anticipa y la exacerba. Cada trazo es un suspiro  de su espíritu, y acumulándose, uno a uno, como marítima  invasión de los deseos,  busca ser de la misma  dimensión  que la materia.

 

Ha traído de sus viajes los secretos de la alquimia y los reparte en amuletos sagrados. Guardiana del amor y las costumbres los entrega generosa a quienes  buscan  lo que no existe.  Todo lo que es de ella es del mundo.
Puede ver por debajo del fango que pronto brotará el todo.

 

Agustina obra con el don de la templanza. Es la suma  de las partes,  añadidas y desenmarañadas con firmeza. El método la guía y la mantiene distante en la mesura.

 

Los procesos silenciosos  de la oruga en su capullo, llenan de rumores la ciénaga. La divina indiferencia provoca la detención  de ansiedades en el agua del estanque.
Se repliegan  los papeles a las fuerzas  invernales,  dejando el esqueleto vivo a la intemperie.  Sus dedos laboriosos recortan las formas primitivas pero complejas  de una semilla carnosa. Raíces de ausencias crecen  y se bifurcan. Las sombras susurran la circulación de los fluidos. Se intuye el corte lacerante.

 

La esperanza reducida  a savia, tiene que encontrar su acción en el mundo, derramarse en la realización  del cada ser, con antojo, con vocación de fuga.

 

Guadalupe conduce una guerra sin aparentes batallas.  Poseedora de la fuerza de la consciencia,  se aparea con la animalidad  de la fiera y desata el estallido de la una de una misma. La estampida de pasiones deja un terreno marcado de puntadas. La tierra se revuelve en el roce de los pliegues. Dentelladas  de una mordida furiosa. El dolor se va consumiendo en el fuego y vienen los sonidos roncos  que deja la tormenta. La fría luz  de la luna la adviene dulcificando la seda. La potencia femenina  en estado  latente, apenas puede dormir unas horas. Tres mujeres solitarias se peinan juntas ahora.
Primero se han encontrado y luego se han buscado.

 

Herminda Lahitte
Febrero 2013

 
 
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