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Rodrigo Suárez - pinturas

Rodrigo Suárez - pinturas

Rodrigo Suarez

Del 13 de Noviembre al 02 de Diciembre de 2009  - Entrada: libre y gratuita

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Rodrigo Suárez: la alegría como punto de partida.
 

Rodrigo Suárez vive y siempre ha vivido en Villa Devoto: se nota en su obra. Devoto siempre me ha dado la impresión de ser un pueblo de la Costa Atlántica insertado en la Capital. Los cuadros de Rodrigo son escenas del verano, de la primavera, el buen tiempo, con piletas, gente charlando, tomando algo... pero con un punto de excentricidad (en más de un sentido) que los pone en otro sitio.

 

En estas escenas los personajes no aparecen completos; vemos piernas, torsos. De una pileta se ve una esquina, junto a ella parte de una silla. Rodrigo prefiere que sea el espectador quien complete la escena, la historia: lo que podría ser narrativo, por medio de esta metonimia, ya es otra cosa: vamos entrando de a poco en terreno poético. Los colores de sus acrílicos son vivos, alegres.

Las texturas aportan una profundidad juguetona, como de domingo por la mañana, o como de ese primer día, durante las vacaciones, cuando las cosas comienzan a tomar otra perspectiva, ese día cuando notamos que empezamos a destensarnos.

 

Dije que ésta es una pintura excéntrica. En parte, claro, se trata de esos "encuadres" que muestras escenas truncadas, y en parte tiene que ver con la temática: esas vacaciones, esa alegría, el colorido (aprendido, en parte, de David Hockney). Rodrigo me dijo que ha aprendido mucho de Carlos Gorriarena. Yo veo esas figuras sueltas, de dibujo "fácil", un trazo que también es alegre.

 

La agarremos por donde la agarremos, la pintura de Rodrigo Suárez tiene algo que decir, algo que aportar al panorama pictórico argentino.

Estamos acostumbrados a una especie de feísmo crítico con las estructuras de la vida en Occidente: todo ese arte oscuro, violento, enojado. Hemos visto y seguiremos viendo miles de obras así. Pero, ¿qué pasaría si lo realmente subversivo fuera mostrar escenas de la felicidad, del bienestar? ¿No es eso, en la tele, en el cine, en las revistas, lo que más mueve a la gente a rebelarse contra lo que le ha tocado en suerte? ¿No es ese escándalo íntimo y público a la vez más violento que cualquier discurso crítico y llorón?

 

Las obras de Rodrigo Suárez, nos obligan a entrar en ese espacio feliz. Al tener que completar la historia, al tener que usar la imaginación para completar la imagen, vamos entrando, nos vamos compenetrando con la imagen. De repente, estamos ahí. De repente, tenemos una idea de la felicidad. De repente, estamos de nuevo fuera: fuera del sueño alegre. Ese es un escándalo al que vale la pena prestarse.

 

Uno que nos saque de la rutina, la obligación fea, y nos lleve a otro sitio. Hay algo de paraíso perdido en esta pintura. Un paraíso hecho por nosotros y para nosotros que algunos podríamos llamar "infancia". Quizá el mensaje de estas obras sea que hay que volver a cierta infancia, aprender a jugar de nuevo, dejar de lado esa seriedad mortal que crea espacios lúgubres, hambre, violencia.

 

Unas pinturas no van a cambiar el mundo, claro. Lo que sí pueden hacer es mostrar caminos, sugerirlos. Podemos estar de acuerdo o no. Pero yo celebro la sugerencia del camino. A lo mejor, la sigo y todo.

 

Roger Colom

ARTISTAS PARTICIPANTES

 
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