La exposición conjuga paisajes pintados sobre tela con obras de pequeño formato que conforman dos series recientes en la producción de Perissé: “Itinerarios” (vidrios esgrafiados sobre mapas a modo de backlights) y “El paisaje infinito”, 27 piezas en pastel sobre cartulina que admiten infinidad de combinaciones, a la manera de los mirioramas del siglo XIX.
Eduardo Stupía, que acompaña con su texto el catálogo, escribió acerca de Ana Perissé: “Su quehacer va a encontrarla siempre ubicada en un lugar equidistante entre la compostura y el exceso…” “(…) Se percibe en ella el impulso mixto, heterodoxo y felizmente impuro del impresionismo, el expresionismo abstracto, la action painting y ciertos estados febriles herederos de las resolanas de Richter”.