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Extraña Substancia

Juan Doffo

Del 27 de Agosto al 21 de Septiembre de 2003  - Entrada: libre

imagenes
 
 
 

Fogatas efímeras, llama eterna
Ritual y fotografías de Juan Doffo.

Arde una puerta, arde una silla, arden llamas en la calle del pueblo, arde el horizonte. Fuego en la tierra, fuego en el cielo, y el reflejo del fuego en el agua. En el desaforado horizonte, una pequeña historia cifra el universo.

En las fotografías de Juan Doffo, como en sus pinturas , el pensamiento visual conecta la aldea natal de Mechita, un pequeño punto en la Pampa, con la cúpula del cosmos. Los paisajes nos entregan la belleza esperada: tierra y cielo convergiendo en el horizonte, o duplicados en la superficie de un lago, las líneas en fuga de una calle precaria o de las vías de un tren solitario. Pero estas bellas vistas no son sino el trasfondo donde emergen luminosas figuras y escrituras simbólicas, el escenario que propicia mágicos rituales (*). Doffo conjura los espíritus invisibles que habitan la llanura, devela un sentido que excede a las apariencias y a todo lo que una simple fotografía, aún con toda su maestría, podría aprehender. El artista interviene el espacio del pueblo o del campo circundante con acciones en las que dibuja con fuego signos poderosos o arquitecturas ilusorias. Las secuencias de llamas encendidas, inmensas como el espacio que atraviesan, devienen en la imagen fotográfica formas precisas y elementales: líneas, círculos, espirales… La cámara, colocada a lo alto o a una gran distancia, opera como ojo liberado de la inmediatez del cuerpo y de la escala humana. El mismo artilugio formal que compone el paisaje, los planos de color y simetrías, da lugar a una epifanía, torna visible la emanación espiritual de la naturaleza.

Esta visión trascendente del paisaje se fundamenta, por su puesto, en la subjetividad del artista. El lugar elegido es preciso, es siempre el mismo. Toda fotografía de Juan Doffo implica un viaje de regreso a Mechita, donde aún descansan los restos de sus padres y tantas memorias de la infancia. En sus pinturas, como en el paisaje romántico, la aldea puede brotar del pincel desde un estado emocional de remembranza e imaginación. En las fotografías no basta el viaje interior porque no se trata de lograr por otros medios las metáforas visuales, sino llevarlas a cabo como actos de intervención real en el espacio.

En las Foto-acciones de Doffo la búsqueda introspectiva del ser se resuelve en el aquí y ahora de un ritual efectivo. Ese ritual es tan importante como la imagen resultante. Más allá del cuidado pictorialista y de su narrativa ficcional, la fotografía posee aquí un a relevancia ineludible como documento, como evidencia indicial de ´eso´ que sucedió allí.

En su acepción originaria todo rito reúne al hombre con la armonía de las fuerzas del universo. Podemos pensar que algunas de la intervenciones de Doffo logran una síntesis peculiar entre la cualidad ritual de las siluetas de la Cubana Ana Mendietay la escala paisajista del famoso Lighting Field de Walter de María. Lejos del alarde tecnológico del land-art norteamericano, y superando también la fragilidad solitaria de las huellas de Mendieta, Doffo lleva a cabo eventos de grandes dimensiones a través de la ayuda y participación entusiasta de los habitantes de Mechita. A veces, la reunión ceremonial de las personas del pueblo, su silencio reverente y su mirada cautiva , cobra el rango de tema principal, como en ´Arquitectura del infinito´ y ´Movimiento continuo´. Otras veces, como en ´Vértigo horizontal´ donde la geometría de fuego equipara la magnitud inasible del paisaje, y arde en sincronía cubriendo enormes distancias, el espíritu comunitario se lee directamente en el poder de las formas. Si hay en las obras un origen romántico en la proyección psicológica del artista frente al misterio de la naturaleza, este imaginario subjetivo deviene construcción colectiva. Si hay en las obras una búsqueda de identidad individual, esta conduce a un espacio vivencial ínter subjetivo, porque la memoria del pasado y de los seres queridos que ya no están es también un hecho compartido.< Br> Incluso los ´autorretratos´de Doffo, o sus actos solitarios, sobrepasan el rango de la expresión o el relato personal. En ´Abismos hechos de tiempo´, Juan Doffo excava la tumba de su padre y enciende allí un fuego: se trata de un homenaje intimo, pero de algún modo esa llama que a la vez destruye e ilumina, resignifica todo el cementerio de Mechita y habla de todos sus descendientes. Y, mas allá, de la muerte misma como alimento de la vida. ¿Qué es morir sino multiplicarse en la memoria de los otros? ¿ Que es la vida sino una rueda cuya eterna combustión nos nutre y erosiona? La pequeña existencia de un hombre y de un vecindario cifra el círculo incesante del tiempo universal. Un hombre es todos los hombres por que Juan Doffo conecta el presente de una experiencia no con el anecdotario multiforme que conforma una biografía, ni siquiera un país o una época, sino con la energía vital que en su despliegue y sus transmigraciones, engloba al hombre y a todas las sustancias, en el mismo destino, glorioso y elemental.

* Retomamos aquí la noción de símbolo como signo que se distingue por su densidad y alcance semántico y su reconocida capacidad para agrupar y articular otros signos.
Lic. Valeria González
Universidad de Buenos Aires. ´Extraña sustancia´ Centro Cultural Recoleta / Agosto 2003

ARTISTAS PARTICIPANTES

 
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