Ante una sociedad que nos exige la novedad por sobre la maestría en el hacer, Julia Farjat ofrece una residencia decidida contra el enorme influjo de masificación cultural.
Sus trabajos denotan una continuidad con el proceso histórico, fundamentado en la más pura tradición plástica.
Julia es un ejemplo de la valorización del aprendizaje, ha pasado por las más diversas técnicas, desde la cerámica y el modelado, la talla directa en piedra, granito y madera, hasta el material de desguace y el hierro soldado, incluso en la combinación de varios de estos elementos. El esfuerzo y la disciplina ponen de manifiesto su capacidad para expresarse a través de sus obras.
Las técnicas aprendidas le han servido para liberar lo que expresa y comunica, ocupándose de lo específico de su estética, sin descuidar, sobre todo, el camino ético.
El impulso creativo de Julia Farjat, motivado por la emoción y conducido por la razón, se hace combativo y no se involucra con los supuestos elaborados por la cultura pos-moderna.
Su calidad en el arte no puede ser confundida ni ignorada, sus obras, en definitiva, no son accidentales, son potencia, forma y figura, producto de su devoción y sacrificio, condiciones que la destacan como ser humano y como artista.
Julián Agosta / 2003
´Su obra es de una fortaleza tremenda y si no fuera a pasar por machista, diría que parece la obra de u hombre, tan fuerte y tan femenina al mismo tiempo. Creo que Julia Farjat es un modelo que deben mirar, como siempre digo yo, los desorientados, los que creen que todo se reduce a hacer cosas raras.´
Del crítico de Arte
Prof. ENRIQUE GENÉ
Radio Nacional (Año 1996)