Av. Pedro de Mendoza 1929
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Jue a Dom de 12 a 18 hs.
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Muestra colectiva
Del 17 de Diciembre de 2016 al 28 de Febrero de 2017 - Inaugura: 17hs - Entrada: bono contribución $ 50.- Est. $ 30.- Jub. $ 20.-
Esta primera sala es una travesía visual por el barrio de La Boca, una propuesta que transita en forma de diccionario o de álbum, ofreciendo al espectador paisajes, retratos, archivos, imágenes publicitarias y fotografías artísticas que expresan las pasiones y realidades discordantes que marcan la vida de La Boca.
La arquitectura, los vecinos, los pintores, el fútbol, el Riachuelo, el Puente,los almacenes, los astilleros, las cantinas, el tranvía, el teatro, los turistas...
A través de estas imágenes dispersas que transcurren a manera de archivo aleatorio, es posible ver los fragmentos de un barrio real, de una comunidad que se revela más alla de una verdad transitoria o dictamen final sobre su propia identidad. Acercándonos a preguntas urgentes ante la actualidad y también a la posibilidad de tantear o visibilizar ciertos espacios pensantes que históricamente han construido la mirada vanguardista del barrio.
También es un homenaje que sintetiza y problematiza la memoria histórica de un barrio, intentando unir los pedazos de deseos, las creaciones y las cadencias que acompañam los gestos y prácticas que construyen un territorio. Reencontrando, en sus pliegues, las huellas de las fantasias e ilusiones colectivas que recorren La Boca.
En esta secuencia anecdótica y fructífera el público tendrá la oportunidad de ver y conectarse con este relato construido a partir de fragmentos, donde se conjuga la visión más diversa y plural, exprensando en esta narrativa la modernidad, la belleza, las costumbres y pasiones presentes en nuestra historia y nuestro presente.
Haciendo hincapié en la arquitectura del barrio, desde las fachadas contiguas de las casas de los primeros inmigrantes italianos a los colores desplegados sobre las casas de chapa y madera, esta sala 2 presenta una antología del territorio que transcurre como una expedición visual por la identidad del barrio, desde la elementalidad cotidiana de sus construcciones a la fuerte relación entre cultura y arquitectura.
A través de múltiples archivos, documentos y fotografías se invita al espectador a armar un puzzle que representa al barrio en su poderosa visualidad y complejidad. Imágenes que expresan temas como el progreso, la modernidad, la belleza, las costumbres, la inmigración, las urgencias y también desde una perspectiva crítica a esta cadena de representaciones aparecen los estereotipos clásicos del turismo como el tango, el fútbol y un sinnúmero de conceptos vinculados al habitar: el territorio, la convivencia y lo doméstico.
¿Cuál es la vigencia de una identidad barrial en tiempos de multiculturalidad? ¿Cuál es el papel del territorio en el fuego cruzado de la agenda turística, patrimonial y los procesos de renovación urbana?
La muestra plantea estas preguntas en forma de relato hacia lo patrimonial, entendiendo que esas cotidianidades del pasado no se reducen a restos arqueológicos, sino que nos permiten pensar en La Boca, por el contrario, como algo vivo. Reconocer las huellas de un colectivo de personas que acontece en el tiempo, fuera del vértigo de las imágenes y de la instantaneidad de las comunicaciones y que encuentra, en estas obras, una síntesis de los acontecimientos y procesos que han trazado su itinerario histórico, constituyendo en cada caso un tiempo común, una “época”.
La exhibición incita a reflexionar desde una perspectiva histórica la experiencia urbana y su huella material en el espacio público y entretejer, en el cúmulo de imágenes anacrónicas, una identidad territorial. Una identidad que va más allá de un simple producto o “decorado” y que configura una suma de condiciones, creativamente ricas, materialmente hostiles, afectivamente fecundas e históricamente complejas que permite, a partir de la producción cultural de sus habitantes, entender el paisaje como una invención de nuestro constructo cultural.
La investigación y la mirada artística confluyen para construir este mosaico social y urbano. Documentación sobre la historia y las características de la arquitectura prevalente del barrio (la chapa y madera, el conventillo, los almacenes navales); videos que registran en detalle el Riachuelo y el Puente Avellaneda; maquetas del Puente Transbordador, del conventillo y del mítico Teatro Caminito; la exploración del cine de época con imágenes, afiches y films vinculados con La Boca (El Canillita, La Tigra, Pelota de trapo); y fotografías épicas del barrio con la mirada única de Horacio Coppola, Sameer Makarius y Anatole Saderman, entre otros.Esta sala registra de manera elocuente la mirada de los pintores clásicos del puerto y su capacidad de transformar y recrear el paisaje. Dos motivos recurrentes cruzan la producción pictórica de La Boca: las aceleraciones de la ciudad contemporánea y la tensión con la noción de territorio (las calles, el riachuelo, el conventillo). En este punto los condicionamientos de la vida urbana se plasman frente al progreso industrial.
Relatos pictóricos que tienen como telón de fondo la observación de las transformaciones económicas y materiales tanto de la ciudad como de la producción artística. Un tipo de registro que incorpora lo cultural como un modo de hacer, recorriendo los paisajes bucólicos de una urbe en progreso, los relatos generacionales e historias sociales que se mezclan con el puerto y el Riachuelo. Paisajes interiores que nos hablan de las formas de habitar imaginariamente un territorio y a la vez dan cuenta de sus inquietudes y heridas.
Desde Benito Quinquela Martín hasta Orlando Stagnaro, Fortunato Lacámera, Carlos Pellegrini, Adolfo Bellocq, Pío Collivadino y Miguel Carlos Victorica, entre otros: la manera de La Boca de mirarse y pensarse a sí misma propuesta por estos artistas funciona como una relación de cercanía y distancia, que permite desenvolver un pensamiento de coexistencia sobre las formas de habitar un tiempo.
Una cultura en continua construcción y movilidad que implica, como refiere Pierre Bourdieu, un habitus que va más allá de la simple representación y que plantea preguntas que cruzan las disciplinas de la pintura, la arquitectura, la historia, sociología, antropología, y etnografía urbana.
En esta sala se trata de comprender las dimensiones comunitarias de las expresiones artísticas del barrio de la Boca y sus implicaciones en el espacio público. El Teatro Caminito fundado por Cecilio Madanes a mediados de los años 50 y alrededor de este una constelación de prácticas artísticas que vinculan lo popular y difuminan los límites entre el interior y el exterior.
Expresiones hibridadas entre la literatura, la música y el cine se reúnen en esta sala para dar cuenta de la multiplicidad de iniciativas culturales marcadas por la experimentación y el desborde. Espacios de esparciento como los bodegones y cantinas en los cuales los inmigrantes y trabajadores compartían alrededor de una mesa la comida, la música, las historias y las añoranzas.
Dentro de sala 4 también puede verse la recreación de "Il Piccolo Vapore" (2007), la reconocida obra de Marcos López, que según las propias palabras del artista, es "un mosaico de influencias, cruce entro lo analógico, lo digital, lo teatral y pictórico". Reviviendo en una escena hiperreal el mítico bar de La Boca y componiendo mediante un fuerte colorido el imaginario colectivo del barrio, cuna del tango y pasión futbolera.
En la escena de López convergen los estereotipos turísticos y culturales que delimitan el barrio: una mujer almorzando al lado de un vaso de vino, un tanguero doble de Gardel, un músico con su bandeneón y un cocinero con un cuchillo manchado de sangre, todos ellos rodeados por objetos y retratos del kitsch clásico del puerto.
Marcos López sobre este trabajo:
La idea es recrear la última cantina de La Boca como gesto final de resistencia poética ante el avance del progreso. Resistir. Volver a vivir.
Insistir con la idea de que mi barrio es mi mundo, pintar la aldea para ser universal.
Rescatar el color local. Il Piccolo Vapore es un rinconcito de La Boca para que el público se tome una selfie. No pretender otra cosa con el arte que entretenerse sanamente y en familia.